María Isabel G. Vásquez e Deicy Katherine G. Salazar


ENSEÑANZA DE HISTORIA DEL ARTE Y CONSTRUCCIONES IDENTITARIAS EN LA REGIÓN DE ANTIOQUÍA, A PARTIR DE LA OBRA DE ARTE “HORIZONTES” [1913] DE FRANCISCO ANTONIO CANO




Este articulo expone a partir de un ejemplo de una obra de arte, las posibilidades que permite la enseñanza de historia del arte en instituciones de educación superior para discutir temáticas relacionadas a la construcción y concepciones identitarias en una determinada región, y que evidencias y refuerzan por medio del arte.   En este caso puntual, el ejercicio se plantea en el departamento de Antioquia- Colombia, a partir de una obra llamada Horizontes [1913] del pintor y escultor antioqueño Francisco Antonio Cano. A partir de este trabajo se busca entender cómo Cano discute y evidencia en su obra la identidad antioqueña de principios de siglo XX y cómo este artista hace un aporte a la discusión sobre identidad en una de las obras cumbre de la pintura antioqueña.

Los nuevos tiempos en la construcción de una identidad en Antioquia
A principios del siglo XX, la región de Antioquia, en Colombia, fue la localidad donde se evidenciaron transformaciones sociales importantes, económicas y culturales, debido a un proceso de industrialización acelerado. Este evento se dio en la ciudad de Medellín, capital de este departamento y que, presentaba mayor crecimiento industrial que en otras partes del país:  Desde finales del siglo XIX Medellín pasó de ser una ciudad campesina a una industrial, diversos factores fueron los que permitieron que la ciudad fuera pionera en el desarrollo industrial y empresarial del país, tanto económicos y sociales como políticos y geográficos. El cultivo y producción de café, la minería de oro, el comercio, entre otros, ayudaron a que la región se convirtiera en el foco económico del país.

La primera etapa de la industrialización antioqueña se da a finales del siglo XIX y a comienzos del siglo XX, esto permitió el nacimiento de nuevas industrias, especialmente las de bienes de consumo a gran escala en el departamento y en el país. Estas primeras industrias sirvieron de soporte para posibilitar desarrollos de industrias posteriores, lo anteriormente mencionado hizo que Medellín se convirtiera en polo de desarrollo en el territorio colombiano.

La variación de las industrias hace referancia a todos los sectores económicos, los cuales tuvieron pie a principios del siglo XX en la ciudad de Medellín: en el año 1916 en la ciudad ya había existencia de más de 70 industrias dedicadas a la elaboración de cigarrillos, granos, bebidas, tejidos, libros, entre otros. Para los años de 1930 se consolidan de las tres bases esenciales de la manufactura en Antioquia: textiles, bebidas y tabaco.

De esta manera, los cambios que se evidenciaron en la ciudad de Medellín y en el departamento de Antioquia orientan varias sucesiones y reflexiones sobre el perfil ético y político, de los habitantes del territorio, con relación a los valores propios de una mentalidad criolla que se iniciaba en los caminos de la modernidad, la industrialización y el progreso. Era necesario pues definir quiénes eran los habitantes de aquella región, sus valores y lo que los diferenciaba de resto del país. Se invertía por lo tanto en una construcción de una identidad local / regional, entendida esta como la filiación que se pueda tener a un grupo social o colectividad con el cual se comparten rasgos culturales, costumbres y creencias y que a la postre construye una definición del sí mismo en relación con las otras personas [MEAD, 1974].

Según [LARRAÍN, 2003], durante el proceso de construcción  indentidaria colectiva, es posible determinar tres cursos que acontecen simultaneamente: Una transformación cultural donde las personas se reconocen entre ellas mismas a partir de valores sociales compartidos; una sucesión objetual y tangible  en donde los asuntos materiales [cosas]  son el reflejo de los individuos que los proyectan; y un desarrollo social donde se hace una alusión a otros, teniendo en cuenta el por qué los “otros” individuos hacen parte de la comunidad tanto como a la alteridad de la que se quieren diferenciar.

Adicionalmente, el auto reconocimiento que sucede durante los proceso de construcción identituaria está ligado a la historia y al patrimonio cultural, ya que como dice [SILVA, 2001] la identidad no es posible sin la memoria, y tampoco es  posible sin la capacuidad de reconocer el pasado, ni sus elementos materiales y simbólicos asi tampoco como por los elementos que le ayuden a construir su futuro. Las  identidades pues, sonm cosantruidas socialmente  no solo por que las personas reconocen similitudes entre ellas, sino tambien por la demarcación de la alteridad y el reconocerse como diferente, asi también como en la posibilidad de modificar con el tiempo.

¿Como se evidencia esto en el arte?  ¿Como se discute esto en clase?
Desafiados social y culturalmente por los cambios que se dieron en Antioquia, especialmente en la ciudad de Medellín, y por las discusiones sobre los temas de la modernidad, varios intelectuales y artistas dieron a entender lo que sería la identidad de esa región a partir de sus sistemas de valores, imágenes, ideas, roles y significados. Ratificaron concepciones sobre lo que era formar parte de Medellín. Así pues, durante las clases de historia del arte llevadas a cabo en algunas instituciones de educación s superior de la ciudad, se aprovecha el tema de la historia del arte colombiano y regional para evidenciar los aportes que desde el arte se han narrado y hasta construido en relación con las características propias de un determinado grupo poblacional.  Durante las clases de historia del arte, y en particular entonces, en las sesiones en las que se hace referencia a la historia del arte Antioqueño, es necesario referenciar y discutir la pintura al óleo Horizontes [1913] del artista Francisco Antonio Cano, quien fue y sigue siendo uno de los pintores y escultores antioqueños más importantes del siglo XX.  La referencia que se hace a esta obra es necesaria para entender los aspectos identitarios más característicos de los habitantes de dicha región. En sus obras se relata, narra y construye la identidad cultural del país y particularmente de la región noroccidental de Colombia [El departamento de Antioquia y su capital Medellín].         


Figura 1: Horizontes, 1913
Ref.: HORIZONTES. Francisco Antonio Cano. Óleo sobre tela. 37x60 cm. Colección Museo De Antioquia, Medellín. Colombia.1913. Tomado de:https://www.museodeantioquia.co/obra-del-mes/horizontes/
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Francisco Antonio Cano, [Yarumal, Antioquia,1865- Bogotá, 11 de mayo de 1935]. Pintor, escultor y grabador. Director y profesor de las Escuelas de Bellas Artes de Medellín y Bogotá, fue también director de la Litografía Nacional, fundador de la revista Lectura y Arte y miembro de la Academia Colombiana de Bellas Artes.  Su obra es importante y se caracteriza por retratar la identidad cultural del país y de la región.  Cano, a sus 48 años pintó su obra más reconocida, después de haber culminado sus estudios en Europa, gracias a una beca que tenía con el gobierno colombiano.

Desde un punto de vista más iconográfico, la elaboración de esta obra se originó a partir de referencias de obras de otros artistas que el autor estudió durante su vida académica en Europa. Cano estudió en la Académie Julian, y Colorassi, en París, entre 1899 y 1901, escuelas donde se seguían los cánones del clasicismo, debido a la gran influencia que tenía uno de los docentes titulares: William Bouguerau, maestro del “art pompier” y del “naturalismo”. En esta obra se ve resaltada la calidad del trabajo con la luz y el color, reflejo de una influencia de la escuela flamenca y del clasicismo francés. [LONDOÑO, 1996].

La obra cumbre de Francisco Cano, Horizontes, se elaboró como un encargo, para la celebración del primer centenario del acto de la independencia de Antioquia. Al referirse a la petición realizada para Caro, y a los orígenes de la obra, la curadora de Arte antioqueña Lucrecia Piedrahita se refiere así:

[…] [El pintor] meditó la manera de documentar una idea, una escena, un concepto que diera cuenta de una tierra de supersticiones, creencias, valores, religión y exageraciones. Seguirle la huella a la evolución del paisaje colonizado, trazar las coordenadas de las rutas venideras y testimoniar la objetividad del hecho histórico: el campesino arraigado y desarraigado de su tierra confluyen en las proyecciones de Horizontes. [PIEDRAHITA, 2010].

Según Piedrahita en esta obra el autor, logra plasmar a la naturaliza como: “escenario posible de ser modificado, recorrido y habilitado” [Ibídem], de cierta forma también logra hacer un homenaje a la vida y familias campesinas en Antioquia: En esta obra se puede apreciar como una pareja de campesinos, están sentados descansando, y se dirigen hacia una tierra “mejor”. El hombre está señalando con la mano izquierda el camino hacía donde se dirigen. Según la mano y la posición en la que se encuentra se puede decir que hace alusión a la obra de Miguel Ángel, La Creación a Adán, esto puede dar a entender que Cano realiza estos rasgos en la mano del hombre, y la pinta idéntica a la de Adán, con el fin de hacerle un homenaje a dicho autor, así como al parecer el campesino ilustrado en la obra hace las veces de un “Adán criollo”, pensando en el primer hombre sobre las despobladas montañas: en la mano derecha del hombre en la obra se observa que está cargando un hacha, símbolo del trabajo, asunto referenciado  en el himno antioqueño en su segunda estrofa: El hacha que mis mayores me dejaron por herencia, la quiero porque a sus golpes libres acentos resuenan [MEJÍA].


Figura 2: La Creación de Adán. 1511
Extraído de: LA CREACIÓN DE ADÁN. Michelangelo Buonarotti. Pintura sobre yeso. 4.8 x2.3 mts. Capilla Sixtina. Ciudad del Vaticano, Roma. 1511. Tomado de:
https://es.wikipedia.org/wiki/B%C3%B3veda_de_la_Capilla_Sixtina#/
media/Archivo:The_Creation_of_Adam.jpg

La mujer de la pintura se puede describir como la esposa del campesino y los colores de la ropa que lleva puesta son: blanco, azul y rojo, estos colores se asocian a la Virgen María. Se puede ver como carga un bebé entre sus brazos, bastante similar a la sagrada familia.

Los personajes miran hacia el horizonte, símbolo del futuro, de un camino que está llegando, un asunto de carácter expectante, un momento de renovación y descubrimiento, un asunto que tiene que ver con el progreso, con los nuevos tiempos y con el imaginario de que será mejor lo que está por revelarse. Detrás de ellos hay un saco de granos, símbolo de su tradición, de su pasado campesino, agricultor y proveedor de nuevas oportunidades. Un cielo azul resplandeciente, montañas de color verde; son muestra de una obra idealista, clásica, que discute el futuro por venir, un viaje de colonización y esperanza y un “ideal” del campesino trabajador antioqueño. Estos son algunos valores que se le dan a la obra, y que la convierten entonces en la máxima evocación del proceso de poblamiento y colonización de noroccidente colombiano.

Al domesticar y compartir este pasado común, aquella pintura funciona como “um elemento constituinte do sentimento de identidade, tanto individual quanto coletiva” [POLLAK, 1992, p.204], posibilitando la construcción conjunta de un sentimento de pertenecimiento y de identificación con la región. Al subrayar la existencia de un pasado común y honroso de los habitantes de Antioquia, el autor construyó las especificidades, las características que distinguían a sus habitantes de los demás habitantes del país.

Más allá del ejercicio plástico de la obra en sí, la importancia de esta pintura radica en que es la representación y la insignia de un pueblo, en este caso es el departamento de Antioquia, “Horizontes es una obra atemporal que mantiene vigente la historia del pueblo antioqueño, sus luchas, sus fracasos, y su particular naturaleza bravía” [PIEDRAHITA, 2010], así, convierte en una figura que se mantiene con el pasar del tiempo, pues es capaz de reivindicar una mentalidad;

“Horizontes es una representación de nuestra propia cosmogonía, una obra policultural en donde se hace visible la luz propia de la geografía de Antioquia y se ancla en la memoria patrimonial del departamento”. [Ibídem].

Es cautivador, notar que en la pintura Horizontes puede dialogar con textos de historiadores locales, viajeros, cronistas y diplomáticos extranjeros quienes ratificaron y construyeron alguna representación sobre el territorio y sus residentes, creando así una idea de identidad. Aparecen discursos “presumidos” sobre las “cualidades” del pueblo antioqueño, y otros donde criticaban los hábitos, costumbres y formas de vivir de las personas del departamento. Tal es el ejemplo del diplomático sueco Carl August Gosselman, quien recorrió el territorio colombiano durante las primeras décadas del siglo XIX. Y hace evidente, entre otros aspectos, las ventajas y desventajas sociales de la compleja estructura geográfica de la región antioqueña a su paso por ella: “encerrados por las alturas de sus montañas” los habitantes de dicha región se caracterizan por sus prácticas conservadoras, así como por las pocas posibilidades de educación para su pueblo. También, afirma que la particularidad geográfica fue una ventaja, para evitar que la guerra llegara hasta dichos territorios:

“Los habitantes de la provincia de Antioquia se acercan a los cien mil, encerrados por las alturas montañosas y han logrado conservar sus costumbres típicas, a diferencia de lo que ocurre con los de las provincias cercanas. Por lo demás su ubicación les salvó de la mayor parte de la guerra y de su mala influencia, como también de las corrientes migratorias de tipos que se desplazaban en busca de la paz posterior. Por eso se encuentran las características centrales de los montañeses, al tiempo que en las clases pobres se observa un sentido de la honestidad y del buen servicio. Los grados de educación y formación son bastante elevados, pero poco frecuentes […]” [GOSSELMAN, 1827, p,246].

Otro ejemplo de dichos diálogos entre narrativas textuales y pictóricas es el del geógrafo francés Eliseo Reclus, quien resalta la capacidad emprendedora de los habitantes de Antioquia y se refiere a ellos de la siguiente manera:

“Los antioqueños constituyen un grupo étnico notable por su salud, su vigor, su inteligencia y su aptitud para los negocios. Ninguna otra porción de la nacionalidad colombiana ha aumentado con tanta rapidez [...] más emprendedores que sus vecinos, emigran por centenares; los hombres se casan jóvenes y van enseguida a roturar algún terreno lejano; no hay una sola población de la República en donde no se vean sus tenderos”. [RECLUS apud RAMIREZ, 2011 p.2].

Al retomar tales narrativas y al destacar un determinado momento del pasado del departamento de Antioquia, significándolo como positivo y parte integrante de uma “marcha” rumbo al progreso y a la modernidad, Cano dispara “para os que vivem no presente, um passado a ser permanentemente recordado como forma de manutenção simbólica dos importantes laços de pertencimento coletivo”, tal como argumenta Manoel Luiz Salgado [GUIMARÃES,1988, p.15].

Asi pues, en las diferentes narrativas, el registro de la vida en sociedad, las maneras de hablar, las costumbres religiosas, la familia o el trabajo van componiendo la producción discursiva de la imagen de la ciudad y de sus habitantes. Durante las discusiones en clase, no sólo se trata el tema desde lo pictórico, sino tambien que se evidencia la construcción identitaria que comienza a definir la personalidad del pueblo antioquieño y de la región. Estas descripciones entran a hacer parte de la relación entre identidad y representación, pues, al hablar de representaciones, se está refiriendo a los sistemas simbólicos [textos o imágenes] que producen significados sobre el tipo de persona que utiliza un producto/cosa o que habita/se relaciona en un contexto determinado. Estos sistemas engendran significados localizando a un sujeto o un grupo de sujetos dentro de la experiencia de lo que se es - aquello que somos -, se puede también decir que esas significaciones evidenciarían, al mismo tiempo, aquello que no se es y aquello que se proyecta ser. La representación es un proceso cultural que establece identidades y permite a los individuos posicionarse en un contexto determinado [WOODWARD, 2000].

Conclusiones
Se evidencia pues con este ejercicio, que la la creación de obras artísticas influencia de manera directa los conocimientos y saberes históricos y culturales en los estudiantes, y la discusión frente al tema de la identidad permite entenderla como una “construcción que se relata” [CANCLINI. 2001, p.107], en donde aparecen sucesos que son fundadores y que se van adicionando a las hazañas, conflictos y hábitos, gustos, formas de ser de los habitantes de una región y que los diferencian de otros [Ibidem].

Se posibilita también pensar en el arte como agenciador en y para la compresión de temáticas densas para los estudiantes como lo son el tema de la identidad, pues mediante el es posible comprender imaginarios y lógicas de producción, circulación y consumo; el valor del oficio, la experimentación con materiales, los imaginarios colectivos, la idea, las necesidades y las tradiciones culturales para proponer transformaciones en la cotidianidad.  El arte y los objetos artísticos construyen narrativas posibles de ser discutidas en el abordaje de temáticas que van más allá de la obra de arte misma, ya que se convierten en discursos que posibilitan producir lazos de pertenencia de un individuo a una comunidad específica, y que por medio del uso o significado de esos objetos se tenga una representación identitaria del colectivo. Es por medio de la expresión externa de la imagen de cada individuo [aspecto material - objeto empírico] que se podrían entender las piezas de arte, y esta pieza de arte en particular, como un aspecto que refuerza y construye patrones identitarios en una comunidad específica; así mismo, es capaz de construir una distribución de roles y de funciones entre los individuos de un colectivo, de manera que se puedan elaborar posiciones sociales, fijar modelos y construir un orden social, regulando a través de este orden la vida en común.

Referencias
María Isabel Giraldo Vásquez, Instituto Tecnológico Metropolitano ITM
mariavasquez@itm.edu.co
Deicy Katherine Giraldo Salazar, Instituto Tecnológico Metropolitano ITM
deicygiraldo204818@correo.itm.edu.co

CANCLINI, N.G. Culturas Hibridas: Estrategias para entrar y salir de la modernidad. Ciudad de México: Grijalbo, 2001. [livro]
GIRALDO, A. [2013]. Medellín emprendió desde la primera década del siglo XX. Revista Universidad Eafit, 48 - 162. [artigo]
GOSSELMAN, Carl August. Viaje por Colombia 1825 y 1826. Bogotá: Banco de la República, 1827. [livro]
GUIMARÃES, Manoel Luís Salgado. Nação e civilização nos trópicos: o Instituto Histórico e Geográfico Brasileiro e o projeto de uma história nacional. Estudos Históricos. Rio de Janeiro, n. 1, 1988. p.15. [artigo]
LARRAIN, Jorge. El concepto de identidad. Revista Famecos, v.21, p.30-42, 2003 [artigo]
LONDOÑO VELEZ, S. [1996]. El pintor Francisco A. Cano: nacimiento de la academia de Antioquia. Obtenido de Red Cultural del Banco de la República en Colombia: https://www.banrepcultural.org/biblioteca-virtual/credencial-historia/numero-81/el-pintor-francisco-cano [internet]
MEAD, George. Mind, Self and Society. Chicago: University of Chicago Press, 1974. [artigo]
MEJÍA, E. [s.f.]. Letra de la Segunda Estrofa del Himno Antioqueño. [internet]
PIEDRAHITA, L. [09 de Febrero de 2010]. "Horizontes", la obra de Francisco Antonio Cano. Periódico El Colombiano. Obtenido de https://www.elcolombiano.com/blogs/letrasanonimas/%E2%80%9Chorizontes%E2%80%9D-la-obra-de-francisco-antonio-cano/5740 [internet]
POLLAK, Michael. Memória e identidade social. Estudos Históricos. Vol. 5, n.10, 1992. [artigo]
RECLUS, E. Colombia. Bogotá: Editorial Incunables, 1983. [artigo]
SILVA,da. T.T.Espacios de Identidad. Barcelona: Octaedro, 2001. [livro]
WOODWARD, K.  Identidade e diferença: uma introdução teórica. In: SILVA, Tomaz Tadeu da. [Org.]. Identidade e diferença: a perspectiva dos Estudos Culturais. Rio de Janeiro: Vozes, 2000. [livro]

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