ENSEÑANZA DE HISTORIA DEL ARTE Y CONSTRUCCIONES
IDENTITARIAS EN LA REGIÓN DE ANTIOQUÍA, A PARTIR DE LA OBRA DE ARTE
“HORIZONTES” [1913] DE FRANCISCO ANTONIO CANO
Este articulo expone a partir de un ejemplo de una obra de arte, las
posibilidades que permite la enseñanza de historia del arte en instituciones de
educación superior para discutir temáticas relacionadas a la construcción y
concepciones identitarias en una determinada región, y que evidencias y
refuerzan por medio del arte. En este
caso puntual, el ejercicio se plantea en el departamento de Antioquia-
Colombia, a partir de una obra llamada Horizontes [1913] del pintor y escultor
antioqueño Francisco Antonio Cano. A partir de este trabajo se busca entender
cómo Cano discute y evidencia en su obra la identidad antioqueña de principios
de siglo XX y cómo este artista hace un aporte a la discusión sobre identidad
en una de las obras cumbre de la pintura antioqueña.
Los nuevos
tiempos en la construcción de una identidad en Antioquia
A principios del siglo XX, la región de Antioquia, en Colombia, fue la
localidad donde se evidenciaron transformaciones sociales importantes,
económicas y culturales, debido a un proceso de industrialización acelerado.
Este evento se dio en la ciudad de Medellín, capital de este departamento y
que, presentaba mayor crecimiento industrial que en otras partes del país: Desde finales del siglo XIX Medellín pasó de
ser una ciudad campesina a una industrial, diversos factores fueron los que
permitieron que la ciudad fuera pionera en el desarrollo industrial y
empresarial del país, tanto económicos y sociales como políticos y geográficos.
El cultivo y producción de café, la minería de oro, el comercio, entre otros,
ayudaron a que la región se convirtiera en el foco económico del país.
La primera etapa de la industrialización antioqueña se da a finales del
siglo XIX y a comienzos del siglo XX, esto permitió el nacimiento de nuevas
industrias, especialmente las de bienes de consumo a gran escala en el
departamento y en el país. Estas primeras industrias sirvieron de soporte para
posibilitar desarrollos de industrias posteriores, lo anteriormente mencionado
hizo que Medellín se convirtiera en polo de desarrollo en el territorio
colombiano.
La variación de las industrias hace referancia a todos los sectores
económicos, los cuales tuvieron pie a principios del siglo XX en la ciudad de
Medellín: en el año 1916 en la ciudad ya había existencia de más de 70
industrias dedicadas a la elaboración de cigarrillos, granos, bebidas, tejidos,
libros, entre otros. Para los años de 1930 se consolidan de las tres bases
esenciales de la manufactura en Antioquia: textiles, bebidas y tabaco.
De esta manera, los cambios que se evidenciaron en la ciudad de Medellín
y en el departamento de Antioquia orientan varias sucesiones y reflexiones
sobre el perfil ético y político, de los habitantes del territorio, con
relación a los valores propios de una mentalidad criolla que se iniciaba en los
caminos de la modernidad, la industrialización y el progreso. Era necesario
pues definir quiénes eran los habitantes de aquella región, sus valores y lo
que los diferenciaba de resto del país. Se invertía por lo tanto en una construcción
de una identidad local / regional, entendida esta como la filiación que se
pueda tener a un grupo social o colectividad con el cual se comparten rasgos
culturales, costumbres y creencias y que a la postre construye una definición
del sí mismo en relación con las otras personas [MEAD, 1974].
Según [LARRAÍN, 2003], durante el proceso de construcción indentidaria colectiva, es posible determinar
tres cursos que acontecen simultaneamente: Una transformación cultural donde
las personas se reconocen entre ellas mismas a partir de valores sociales
compartidos; una sucesión objetual y tangible
en donde los asuntos materiales [cosas]
son el reflejo de los individuos que los proyectan; y un desarrollo
social donde se hace una alusión a otros, teniendo en cuenta el por qué los
“otros” individuos hacen parte de la comunidad tanto como a la alteridad de la
que se quieren diferenciar.
Adicionalmente, el auto reconocimiento que sucede durante los proceso de
construcción identituaria está ligado a la historia y al patrimonio cultural,
ya que como dice [SILVA, 2001] la identidad no es posible sin la memoria, y
tampoco es posible sin la capacuidad de
reconocer el pasado, ni sus elementos materiales y simbólicos asi tampoco como
por los elementos que le ayuden a construir su futuro. Las identidades pues, sonm cosantruidas
socialmente no solo por que las personas
reconocen similitudes entre ellas, sino tambien por la demarcación de la alteridad
y el reconocerse como diferente, asi también como en la posibilidad de
modificar con el tiempo.
¿Como se
evidencia esto en el arte? ¿Como se
discute esto en clase?
Desafiados social y culturalmente por los cambios que se dieron en
Antioquia, especialmente en la ciudad de Medellín, y por las discusiones sobre
los temas de la modernidad, varios intelectuales y artistas dieron a entender
lo que sería la identidad de esa región a partir de sus sistemas de valores,
imágenes, ideas, roles y significados. Ratificaron concepciones sobre lo que
era formar parte de Medellín. Así pues, durante las clases de historia del arte
llevadas a cabo en algunas instituciones de educación s superior de la ciudad,
se aprovecha el tema de la historia del arte colombiano y regional para
evidenciar los aportes que desde el arte se han narrado y hasta construido en
relación con las características propias de un determinado grupo
poblacional. Durante las clases de
historia del arte, y en particular entonces, en las sesiones en las que se hace
referencia a la historia del arte Antioqueño, es necesario referenciar y
discutir la pintura al óleo Horizontes [1913] del artista Francisco Antonio
Cano, quien fue y sigue siendo uno de los pintores y escultores antioqueños más
importantes del siglo XX. La referencia
que se hace a esta obra es necesaria para entender los aspectos identitarios
más característicos de los habitantes de dicha región. En sus obras se relata,
narra y construye la identidad cultural del país y particularmente de la región
noroccidental de Colombia [El departamento de Antioquia y su capital
Medellín].
Figura 1: Horizontes,
1913
Ref.: HORIZONTES.
Francisco Antonio Cano. Óleo sobre tela. 37x60 cm. Colección Museo De
Antioquia, Medellín. Colombia.1913. Tomado
de:https://www.museodeantioquia.co/obra-del-mes/horizontes/
#prettyPhoto/0/
Francisco Antonio Cano, [Yarumal, Antioquia,1865- Bogotá, 11 de mayo de
1935]. Pintor, escultor y grabador. Director y profesor de las Escuelas de
Bellas Artes de Medellín y Bogotá, fue también director de la Litografía
Nacional, fundador de la revista Lectura y Arte y miembro de la Academia
Colombiana de Bellas Artes. Su obra es
importante y se caracteriza por retratar la identidad cultural del país y de la
región. Cano, a sus 48 años pintó su
obra más reconocida, después de haber culminado sus estudios en Europa, gracias
a una beca que tenía con el gobierno colombiano.
Desde un punto de vista más iconográfico, la elaboración de esta obra se
originó a partir de referencias de obras de otros artistas que el autor estudió
durante su vida académica en Europa. Cano estudió en la Académie Julian, y
Colorassi, en París, entre 1899 y 1901, escuelas donde se seguían los cánones
del clasicismo, debido a la gran influencia que tenía uno de los docentes
titulares: William Bouguerau, maestro del “art pompier” y del “naturalismo”. En
esta obra se ve resaltada la calidad del trabajo con la luz y el color, reflejo
de una influencia de la escuela flamenca y del clasicismo francés. [LONDOÑO,
1996].
La obra cumbre de Francisco Cano, Horizontes, se elaboró como un encargo,
para la celebración del primer centenario del acto de la independencia de
Antioquia. Al referirse a la petición realizada para Caro, y a los orígenes de
la obra, la curadora de Arte antioqueña Lucrecia Piedrahita se refiere así:
[…] [El pintor] meditó la manera de documentar una idea, una escena, un
concepto que diera cuenta de una tierra de supersticiones, creencias, valores,
religión y exageraciones. Seguirle la huella a la evolución del paisaje
colonizado, trazar las coordenadas de las rutas venideras y testimoniar la
objetividad del hecho histórico: el campesino arraigado y desarraigado de su
tierra confluyen en las proyecciones de Horizontes. [PIEDRAHITA, 2010].
Según Piedrahita en esta obra el autor, logra plasmar a la naturaliza
como: “escenario posible de ser modificado, recorrido y habilitado” [Ibídem],
de cierta forma también logra hacer un homenaje a la vida y familias campesinas
en Antioquia: En esta obra se puede apreciar como una pareja de campesinos,
están sentados descansando, y se dirigen hacia una tierra “mejor”. El hombre
está señalando con la mano izquierda el camino hacía donde se dirigen. Según la
mano y la posición en la que se encuentra se puede decir que hace alusión a la
obra de Miguel Ángel, La Creación a Adán, esto puede dar a entender que Cano
realiza estos rasgos en la mano del hombre, y la pinta idéntica a la de Adán,
con el fin de hacerle un homenaje a dicho autor, así como al parecer el
campesino ilustrado en la obra hace las veces de un “Adán criollo”, pensando en
el primer hombre sobre las despobladas montañas: en la mano derecha del hombre
en la obra se observa que está cargando un hacha, símbolo del trabajo, asunto
referenciado en el himno antioqueño en
su segunda estrofa: El hacha que mis mayores me dejaron por herencia, la quiero
porque a sus golpes libres acentos resuenan [MEJÍA].
Figura 2: La Creación de Adán. 1511
Extraído de: LA CREACIÓN DE ADÁN. Michelangelo
Buonarotti. Pintura sobre yeso. 4.8 x2.3 mts. Capilla Sixtina.
Ciudad del Vaticano, Roma. 1511. Tomado de:
https://es.wikipedia.org/wiki/B%C3%B3veda_de_la_Capilla_Sixtina#/
media/Archivo:The_Creation_of_Adam.jpg
La mujer de la pintura se puede describir como la esposa del campesino y
los colores de la ropa que lleva puesta son: blanco, azul y rojo, estos colores
se asocian a la Virgen María. Se puede ver como carga un bebé entre sus brazos,
bastante similar a la sagrada familia.
Los personajes miran hacia el horizonte, símbolo del futuro, de un
camino que está llegando, un asunto de carácter expectante, un momento de
renovación y descubrimiento, un asunto que tiene que ver con el progreso, con
los nuevos tiempos y con el imaginario de que será mejor lo que está por
revelarse. Detrás de ellos hay un saco de granos, símbolo de su tradición, de
su pasado campesino, agricultor y proveedor de nuevas oportunidades. Un cielo
azul resplandeciente, montañas de color verde; son muestra de una obra
idealista, clásica, que discute el futuro por venir, un viaje de colonización y
esperanza y un “ideal” del campesino trabajador antioqueño. Estos son algunos
valores que se le dan a la obra, y que la convierten entonces en la máxima
evocación del proceso de poblamiento y colonización de noroccidente colombiano.
Al domesticar y compartir este pasado común, aquella pintura funciona
como “um elemento constituinte do sentimento de identidade, tanto individual
quanto coletiva” [POLLAK, 1992, p.204], posibilitando la construcción conjunta
de un sentimento de pertenecimiento y de identificación con la región. Al
subrayar la existencia de un pasado común y honroso de los habitantes de
Antioquia, el autor construyó las especificidades, las características que
distinguían a sus habitantes de los demás habitantes del país.
Más allá del ejercicio plástico de la obra en sí, la importancia de esta
pintura radica en que es la representación y la insignia de un pueblo, en este
caso es el departamento de Antioquia, “Horizontes es una obra atemporal que
mantiene vigente la historia del pueblo antioqueño, sus luchas, sus fracasos, y
su particular naturaleza bravía” [PIEDRAHITA, 2010], así, convierte en una
figura que se mantiene con el pasar del tiempo, pues es capaz de reivindicar
una mentalidad;
“Horizontes es una representación de nuestra propia cosmogonía, una obra
policultural en donde se hace visible la luz propia de la geografía de
Antioquia y se ancla en la memoria patrimonial del departamento”. [Ibídem].
Es cautivador, notar que en la pintura Horizontes puede dialogar con
textos de historiadores locales, viajeros, cronistas y diplomáticos extranjeros
quienes ratificaron y construyeron alguna representación sobre el territorio y
sus residentes, creando así una idea de identidad. Aparecen discursos
“presumidos” sobre las “cualidades” del pueblo antioqueño, y otros donde
criticaban los hábitos, costumbres y formas de vivir de las personas del
departamento. Tal es el ejemplo del diplomático sueco Carl August Gosselman,
quien recorrió el territorio colombiano durante las primeras décadas del siglo
XIX. Y hace evidente, entre otros aspectos, las ventajas y desventajas sociales
de la compleja estructura geográfica de la región antioqueña a su paso por
ella: “encerrados por las alturas de sus montañas” los habitantes de dicha
región se caracterizan por sus prácticas conservadoras, así como por las pocas
posibilidades de educación para su pueblo. También, afirma que la
particularidad geográfica fue una ventaja, para evitar que la guerra llegara
hasta dichos territorios:
“Los habitantes de la provincia de Antioquia se acercan a los cien mil,
encerrados por las alturas montañosas y han logrado conservar sus costumbres
típicas, a diferencia de lo que ocurre con los de las provincias cercanas. Por
lo demás su ubicación les salvó de la mayor parte de la guerra y de su mala
influencia, como también de las corrientes migratorias de tipos que se
desplazaban en busca de la paz posterior. Por eso se encuentran las
características centrales de los montañeses, al tiempo que en las clases pobres
se observa un sentido de la honestidad y del buen servicio. Los grados de
educación y formación son bastante elevados, pero poco frecuentes […]”
[GOSSELMAN, 1827, p,246].
Otro ejemplo de dichos diálogos entre narrativas textuales y pictóricas
es el del geógrafo francés Eliseo Reclus, quien resalta la capacidad
emprendedora de los habitantes de Antioquia y se refiere a ellos de la
siguiente manera:
“Los antioqueños constituyen un grupo étnico notable por su salud, su
vigor, su inteligencia y su aptitud para los negocios. Ninguna otra porción de
la nacionalidad colombiana ha aumentado con tanta rapidez [...] más
emprendedores que sus vecinos, emigran por centenares; los hombres se casan
jóvenes y van enseguida a roturar algún terreno lejano; no hay una sola
población de la República en donde no se vean sus tenderos”. [RECLUS apud
RAMIREZ, 2011 p.2].
Al retomar tales narrativas y al destacar un determinado momento del
pasado del departamento de Antioquia, significándolo como positivo y parte
integrante de uma “marcha” rumbo al progreso y a la modernidad, Cano dispara
“para os que vivem no presente, um passado a ser permanentemente recordado como
forma de manutenção simbólica dos importantes laços de pertencimento coletivo”,
tal como argumenta Manoel Luiz Salgado [GUIMARÃES,1988, p.15].
Asi pues, en las diferentes narrativas, el registro de la vida en
sociedad, las maneras de hablar, las costumbres religiosas, la familia o el
trabajo van componiendo la producción discursiva de la imagen de la ciudad y de
sus habitantes. Durante las discusiones en clase, no sólo se trata el tema
desde lo pictórico, sino tambien que se evidencia la construcción identitaria
que comienza a definir la personalidad del pueblo antioquieño y de la región.
Estas descripciones entran a hacer parte de la relación entre identidad y
representación, pues, al hablar de representaciones, se está refiriendo a los
sistemas simbólicos [textos o imágenes] que producen significados sobre el tipo
de persona que utiliza un producto/cosa o que habita/se relaciona en un
contexto determinado. Estos sistemas engendran significados localizando a un
sujeto o un grupo de sujetos dentro de la experiencia de lo que se es - aquello
que somos -, se puede también decir que esas significaciones evidenciarían, al
mismo tiempo, aquello que no se es y aquello que se proyecta ser. La
representación es un proceso cultural que establece identidades y permite a los
individuos posicionarse en un contexto determinado [WOODWARD, 2000].
Conclusiones
Se evidencia pues con este ejercicio, que la la creación de obras
artísticas influencia de manera directa los conocimientos y saberes históricos
y culturales en los estudiantes, y la discusión frente al tema de la identidad
permite entenderla como una “construcción que se relata” [CANCLINI. 2001,
p.107], en donde aparecen sucesos que son fundadores y que se van adicionando a
las hazañas, conflictos y hábitos, gustos, formas de ser de los habitantes de
una región y que los diferencian de otros [Ibidem].
Se posibilita también pensar en el arte como agenciador en y para la
compresión de temáticas densas para los estudiantes como lo son el tema de la
identidad, pues mediante el es posible comprender imaginarios y lógicas de
producción, circulación y consumo; el valor del oficio, la experimentación con
materiales, los imaginarios colectivos, la idea, las necesidades y las
tradiciones culturales para proponer transformaciones en la cotidianidad. El arte y los objetos artísticos construyen
narrativas posibles de ser discutidas en el abordaje de temáticas que van más allá
de la obra de arte misma, ya que se convierten en discursos que posibilitan
producir lazos de pertenencia de un individuo a una comunidad específica, y que
por medio del uso o significado de esos objetos se tenga una representación
identitaria del colectivo. Es por medio de la expresión externa de la imagen de
cada individuo [aspecto material - objeto empírico] que se podrían entender las
piezas de arte, y esta pieza de arte en particular, como un aspecto que
refuerza y construye patrones identitarios en una comunidad específica; así
mismo, es capaz de construir una distribución de roles y de funciones entre los
individuos de un colectivo, de manera que se puedan elaborar posiciones
sociales, fijar modelos y construir un orden social, regulando a través de este
orden la vida en común.
Referencias
María Isabel Giraldo Vásquez, Instituto Tecnológico Metropolitano ITM
mariavasquez@itm.edu.co
Deicy Katherine Giraldo Salazar, Instituto Tecnológico Metropolitano ITM
deicygiraldo204818@correo.itm.edu.co
CANCLINI, N.G. Culturas Hibridas: Estrategias para entrar y salir de la
modernidad. Ciudad de México: Grijalbo, 2001. [livro]
GIRALDO, A. [2013]. Medellín emprendió desde la primera década del siglo
XX. Revista Universidad Eafit, 48 - 162. [artigo]
GOSSELMAN, Carl August. Viaje por Colombia 1825 y 1826. Bogotá: Banco de
la República, 1827. [livro]
GUIMARÃES, Manoel Luís
Salgado. Nação e civilização nos trópicos: o Instituto Histórico e Geográfico
Brasileiro e o projeto de uma história nacional. Estudos Históricos. Rio de
Janeiro, n. 1, 1988. p.15. [artigo]
LARRAIN, Jorge. El
concepto de identidad. Revista Famecos, v.21, p.30-42, 2003 [artigo]
LONDOÑO VELEZ, S. [1996]. El pintor Francisco A. Cano: nacimiento de la
academia de Antioquia. Obtenido de Red Cultural del Banco de la República en
Colombia:
https://www.banrepcultural.org/biblioteca-virtual/credencial-historia/numero-81/el-pintor-francisco-cano
[internet]
MEAD, George. Mind, Self and Society. Chicago: University of Chicago
Press, 1974. [artigo]
MEJÍA, E. [s.f.]. Letra de la Segunda Estrofa del Himno Antioqueño.
[internet]
PIEDRAHITA, L. [09 de Febrero de 2010]. "Horizontes", la obra
de Francisco Antonio Cano. Periódico El Colombiano. Obtenido de
https://www.elcolombiano.com/blogs/letrasanonimas/%E2%80%9Chorizontes%E2%80%9D-la-obra-de-francisco-antonio-cano/5740
[internet]
POLLAK, Michael.
Memória e identidade social. Estudos Históricos. Vol. 5, n.10, 1992. [artigo]
RECLUS, E. Colombia. Bogotá: Editorial Incunables, 1983. [artigo]
SILVA,da. T.T.Espacios
de Identidad. Barcelona: Octaedro, 2001. [livro]
WOODWARD, K. Identidade e diferença: uma introdução
teórica. In: SILVA, Tomaz Tadeu da. [Org.]. Identidade e diferença: a
perspectiva dos Estudos Culturais. Rio de Janeiro: Vozes, 2000. [livro]
Nenhum comentário:
Postar um comentário
Observação: somente um membro deste blog pode postar um comentário.